Las maneras en que los distintos espacios de la ciudad son pensados y construidos promueven y condicionan formas de uso, de circulación y de oportunidades. La planificación urbana tradicional se presenta como neutral en relación a quienes piensan las ciudades y a quiénes son los sujetos a tener en cuenta a la hora de definir políticas urbanas. El urbanismo feminista, como contrapunto al modelo de ciudad neoliberal androcéntrico, propone poner la vida en el centro y subvertir las prioridades de la planificación urbana hegemónica. El objetivo es pensar ciudades más justas,seguras e igualitarias que jerarquicen el día a día de quienes las habitan, despatriarcalizando los espacios y diseñando entornos que se enfoquen en las necesidades de una población diversa y compleja.