A partir del análisis documental del fondo de Hijuelas, único en su tipo
en México, este libro aborda los procesos de individualización de los bienes
comunales en el México liberal del siglo XIX y sus diversas aristas, escenarios
y simulaciones, así como la respuesta de los habitantes de las llamadas
"comunidades indígenas" en Michoacán. La obra abarca todos los
distritos políticos de Michoacán en el siglo referido, lo que abre un abanico
de situaciones que permite estudiar las diferencias y similitudes en el reparto
de los bienes comunes en esa entidad. Se revisa el papel de las mujeres, de los
apoderados y representantes de los indígenas, de las comisiones repartidoras,
las alianzas intra/extra comunales, el rol que asumieron quienes surgieron como
líderes para impulsar o rechazar el reparto, entre otros temas. Sin duda, la
aplicación de los principios y legislaciones del liberalismo se dio de manera
diversas y variable en cada una de las entidades. Por ello, las últimas décadas
se han dedicado a examinar ampliamente la manera en que los pueblos indígenas
fueron percibiendo los cambios en los bienes definidos. Y cómo estos cambios
también ayudaron a cubrir las necesidades fiscales de las entidades federativas
que conformaban el México republicano. Lo que, finalmente, dio origen al
catastro.