Durante la época pasada, lo que hoy conocemos como Ciencias
Criminológicas y Criminalísticas se encontraban dentro del marco de los
conocimientos de la Medicina Forense. Sin embargo, el vertiginoso progreso
científico de las ciencias aunadas entro de esta disciplina aumentó el
contenido de sus conocimientos y amplió su campo de acción, haciendo que
se separaran como ramas vigorosas del frondoso árbol que hoy constituyen
todas y cada una de las Ciencias Forenses.
De esta forma, en nuestros días, la Criminalística, la Medicina Legal y la
Criminología, en conjunto, permiten cumplir el proceso de administración de
justicia en sus tres etapas decisivas:
1. Verificación del hecho delictivo.
2. Determinación de su autoría.
3. Lo relativo a la personalidad del delincuente para la adecuación de la
sanción.
Concretamente, en la Criminalística numerosas disciplinas –tales como la
química, la física, la biología, la geología, la botánica, entre otras– interpretan,
por medio de sus técnicos especializados, las acciones o señales que dan a
conocer algo oculto y que, reveladas, constituyen las evidencias que podrán
ser recategorizadas como pruebas en un juicio. Se ocupa del «dónde», del
«cómo», del «cuándo» y del «quién» del hecho delictivo.
La Medicina Legal o Forense en cambio es la ciencia que aplica sus
conocimientos sobre el ser humano para reunir los elementos necesarios
de aplicación forense. Utiliza conocimientos de índole fundamentalmente
médica para la resolución de problemas biológicos humanos que están en
relación con el Derecho.
Por último, la Criminología –con disciplinas más humanísticas como la
Psicología, la Filosofía, la Sociología y la Psiquiatría, pero que al igual que
las ciencias fácticas de la Criminalística obtienen el mismo rigor evidencial al
utilizar el método científico– responde sobre el «por qué» del delito. Se ocupa
así de los motivos de una persona para delinquir, matar o cometer un hecho
ilícito. En otras palabras, es la Criminología la ciencia que se encarga del
estudio del delito como conducta humana y social, de investigar las causas
de la delincuencia, la prevención del delito y el tratamiento del delincuente.
Los científicos que se han especializado en estudiar estas disciplinas y
resolver hechos delictivos han llamado a su trabajo Ciencia Forense (de
una palabra latina, forum, referente a una corte de ley). Esta ciencia es
indispensable en la investigación de hechos presuntamente delictivos para una correcta procuración y administración de justicia, y por tal motivo
deben conocerla los funcionarios que realicen tareas relacionadas con ella,
principalmente agentes de policía, peritos, agentes del Ministerio Público,
jueces, magistrados y abogados, tanto querellantes como defensores.
Sin lugar a dudas, la Toxicología es la disciplina científica que llega a nuestros
días con mayor aplicación forense como ciencia auxiliar de la justicia. Desde
un comienzo, en los albores del siglo XIX, motivó al trabajo transdisciplinario
en las técnicas de investigación criminal, ya que tiene una mirada desde la
medicina con los conocimientos epidemiológicos, sintomatológicos, clínicos,
etcétera, incluyendo una visión desde la química y la biología para explicar
los orígenes de los tóxicos, análisis cualitativos y cuantitativos para conocer
su metabolismo, su distribución y su excreción, y finalmente una mirada
criminológica cuando se trata de explicar conductas o motivaciones al delito
por el uso de drogas, venenos o medicamentos.
Es por eso que un libro de las características que presenta el trabajo de
los doctores Mirta Ryczel, Cristina Bustos y Oscar Lossetti es más que
bienvenido, especialmente cuando posee todas esas diferentes miradas
arriba mencionadas y agota todas las temáticas con un idioma claro, ameno
y profundo. Por otra parte, los autores supieron desarrollar los temas no sólo
para un ámbito forense del Derecho Penal, sino también de gran utilidad
en otros fueros tales como el Laboral, el Civil y el Comercial, e incluso de
utilidad para la práctica clínica y de prevención medioambiental.
Se advierte además en esta obra que sus autores lograron compendiar una
gran información actualizada, lo que fue logrado con dedicación y esfuerzo, y
con todo el profesionalismo y la experiencia que tienen en estos temas. Cabe
destacar que también se percibe que han escrito el libro sabiendo y siendo
conscientes del riguroso saber científico necesario, pero sin descuidar la
mejor manera para divulgarlo y sin dejar de lado el sentido práctico necesario
para la aplicación de los conocimientos toxicológicos en todos los ámbitos
del quehacer profesional.