
Este ensayo contribuye a los estudios sobre las experiencias narrativas de personas de origen africano esclavizadas en América durante el siglo XIX. Se trata de mostrar la densidad de obstáculos estructurales e ideológicos que prácticamente hacían imposible el desarrollo de comunidades negras ilustradas, así como las singularidades vinculantes entre autores que —tras indecibles esfuerzos—, lograron alfabetizarse y trascender a través de sus memorias.