La noción de una poética de la enseñanza nace de una doble convicción: sólo los artistas pueden formar a otros artistas y sólo los lenguajes del arte y de la creatividad pueden propiciar la educación artística. El objetivo de la poética de la docencia artística es provocar en el estudiante una experiencia de totalidad, integración, gozo y plenitud que el arte puede ofrecer en espacios de libertad y de creatividad. La poética del maestro rebasa todo recurso o rutina convencional de la docencia; de ahí que la poética, como experiencia, sólo aparece en el lenguaje del arte y del saber y la sabiduría de quien la practica, el maestro.