
Infantil / Juvenil
Calificador de rango de público objetivo (audiencia): Edad de interés, años
Precisión del rango de público objetivo: Precisión del rango de público objetivo
Intervalo de rango audiencia: 07 años
El fantasma en la máquina
Gilberto Ryle, filósofo demente, dice que es un error
atribuir voluntad y deseo a una máquina. Que es como pensar que hay un fantasma
en una impresora. A contrapelo de Ryle, este libro muestra que mezclar lo
diferente y distinguir lo igual son las operaciones fundamentales del pensar y
el escribir.
Las máquinas son una osadía nuestra y expresan
nuestros sueños y nuestros miedos. Les damos vida, así como podemos reconocer
cuando nos comportamos inhumana, maquinalmente en nuestra propia rutina. Si no
podemos hacer merengue con las categorías, somos un triste ritual, un tonto
reloj.
¿Qué máquina no es producto de un sueño? La adicción
del hombre por transformar el mundo es también la vertiginosa necesidad de alterarse
a sí mismo. Por eso es que todo aparato que se precie termina por sublevarse
contra su creador. Frankenstein es el nombre del científico; él es el monstruo.
Una máquina es una mezcla de latas, tornillos y sueños;
de cálculo y voluntad; de razón y riesgo. Decimos que tal persona es una
maquinita para expresar su cerrazón y eficiencia. ¡Pero decimos maquinar, que
alguien está maquinando algo, cuando sueña o delira!
Los chicos no se macdonalizan con una cajita feliz
(maquinitas), ni se mandragorizan con leer un libro (maquinando). La felicidad
de pensar; de buscar palabras; rumiar ideas raras, tontas y prohibidas no tiene
tapa, contratapa ni dirección postal.
Dostoievski definió como nadie al soñador: «El soñador
[…] se parece mucho al interesante animal, que es a la vez animal y domicilio,
llamado tortuga». Lleva consigo sus fantasías, se ríe solo de sus ideas. Pero
¡ay, si se junta con otras tortugas, y hacen un parque con sus bromas y sus
delirios desembozados! Entonces se enseñan entre sí a insultar la realidad; a
nosotros, los adultos.
En Mandrágora reciben las herramientas, el vocabulario
y la libertad para que el agravio sea lo más preciso y completo posible. Para quedar
debidamente injuriados y orgullosos de su don, el más humano de cuantos se puedan
imaginar.
En 1996 Deep Blue 6 derrotó a Kasparov, el entonces
mejor ajedrecista del mundo, jugando con blancas. Bravo por ella. Pero Deep
Blue 6 no pudo ni podrá entender la terrible zaherida @#*@&$ que le
dedicó el ruso.
Santiago Garmendia