
El mar, como se sabe es masa inmensa que transmite serenidad y abundancia. El centeno, alimento oscuro pero recio. Así mismo es este poemario. Alimento oscuro pero recio, como el Centeno, y abundante en matices, de palabras de altura y también abismales, naturaleza Marina.
He leído, he disfrutado de cada uno de los endecasílabos, de las estructuras rotundas, y de las finas construcciones. El lector tiene la fortuna de poseer en sus manos una obra sublime en matices y aromas, para despertar sabiendo que hay más esperanza en la denuncia en garra, que en la complacencia inerte.