Hace cinco siglos que de manera sorpresiva los españoles llegaron a Tlaxcala procedentes de la costa del totonacapan y se produjo el encuentro de dos culturas disímbolas: la tlaxcalteca y la europea, separadas geográficamente por una gran distancia, con un extenso mar de por medio y espiritualmente por una distinta filosofía y otra cosmovisión, extraña. Acontecimiento ocurrido cuando apenas concluía la segunda decena del siglo XVI que resultará de trascendente importancia para la vida de ambos pueblos.