La autora inicia en el siglo xix con Alejandro Manzoni, Giacomo Leopardi, Federico de Roberto, Tommaso di Lampedusa y Giovanni Verga. El siglo xx se inauguró con la Estática de Benedetto Croce. La autora reconoce las primeras contribuciones originales a la literatura italiana a Luigi Pirandello y a Italo Svevo. Durante la dictadura fascista se produjeron obras importantes como Los indiferentes, de Alberto Moravia y, a partir de la década de los treinta, Rossi menciona el gran valor de autores como Cesare Pavese, Italo Calvino, Leonardo Sciascia y Umberto Eco, entre otros.