Entre la medicina que ejercíamos mis colegas y yo en aquellos años y la que se ejerce hoy hay un abismo; los servicios de salud se han transformado profundamente, al ritmo que se van trasformando nuestra cultura y nuestra manera de comprender la vida y nuestro encuentro con los fascinantes avances de la ciencia y la tecnología. La medicina ha ganado increíbles adelantos científicos y tecnológicos, pero me temo que está perdiendo el sentido humano que es la razón esencial de su existencia.