Rafael Crisanto Gil Rodríguez era un criollo novohispano acusado por la Inquisición, a finales del siglo XVIII, por "hereje formal, apóstata, judaizante, retajado y encubridor de herejes". Al adentrarnos en su historia de vida, descubrimos cómo su destino se define, en un contexto cambiante, a partir de varias vertientes que influyen en su devenir existencial: las influencias de la época, en las que la razón y el individualismo promovidos por la Ilustración ganaban terreno; el debilitamiento del Tribunal del Santo Oficio que estaba en vías de desaparición; la soberbia y la falta de escrúpulos del reo frente a las autoridades, lo que derivaba en castigos e injusticias; finalmente, los conocimientos -científicos, literarios y religiosos- que utilizaba Gil Rodríguez para su defensa e implicaban una constante búsqueda de respuestas. Este estudio da cuenta de cada una de estas perspectivas para entender tanto la mentalidad de la época a nivel colectivo, como las disyuntivas individuales del reo desde lo cotidiano.