Ante la evidencia de los efectos del cambio climático en la dinámica ambiental del planeta, se presentan nuevos escenarios para procurar un suministro de alimentos eficiente, por lo que para superar los nuevos retos que dicho cambio plantea para la seguridad alimentaria, resulta de utilidad el diseño de nuevos esquemas de análisis enfocados a traducir en cifras monetarias las variaciones de los factores climáticos implicados en la dinámica de los ecosistemas dentro los que se desarrollan las diferentes actividades agropecuarias y la producción de alimentos. En este contexto, las abejas están demostrando mediante las variaciones en su productividad de miel, ser en sí mismas indicadores biológicos consistentes de las alteraciones en el ecosistema, mostrándose como un punto de unión capaz de traducir los cambios ambientales en cambios en los parámetros de generación de ingresos en la producción de alimentos. Este hecho puede dar lugar al desarrollo de medidas de políticas públicas, bajo nuevos paradigmas de organización y producción que tomen en cuenta la dinámica propia de los ciclos biológicos que determinan la dotación de los recursos naturales, que proveen las materias primas y permiten que la maquinaria económica funcione sobre el fundamento que representa el sector primario.